Leyenda El hombre caimán

Tradición oral del pueblo de Plato, Magdalena, en la costa del Caribe colombiana. Se dice que había un hombre alegre y dicharachero dedicado al comercio, se trasladaba de manera constante a los pueblos para vender su mercancía. Conoció a una joven muy hermosa, rápidamente decidió hablarle, encuentro del que surgió una agradable relación. El padre de la mulata era un comerciante gruñón y severo. La joven comenzó a ir con sus amistades al río para ver al hombre caimán. En este rio los hombres se bañaban del lado contrario de las mujeres y estaban separados por un peligroso remolino.

El hombre se convertía en caimán para cruzar el río y estar con su amada; hasta que un día, llegó dicha información a oídos del padre de la joven que sin pensarlo dos veces organizó un cerco para atraparlo. Días después el hombre estaba tranquilo en el pueblo cuando le llegó el rumor que el padre de su amada lo estaba buscando para acabar con su vida. Él, entonces, decidió convertirse en caimán para refugiarse en el río, antes de ello recogió a su amada que se encontraba dormida; colocándole en la espalda, se fue con ella y nunca más se volvió a saber de la pareja.

De esta leyenda se conoce otra versión en donde un pescador que tenía por costumbre espiar a las mujeres cuando se bañaban en el río Magdalena. Posteriormente, para no ser descubierto, solicitó la ayuda de un brujo, quien le dio una pócima roja y una blanca; la roja era para que se convirtiera en caimán para poder espiar de cerca a las muchachas y con la blanca recuperaría la normalidad.  Luego de varios días en sus andanzas un amigo suyo dejó caer la pócima, por lo que su contenido se diluyó; algunas gotas cayeron accidentalmente en la cabeza del animal, por lo que quedó convertido mitad hombre y mitad caimán.

El hombre caimán pasó a ser un fenómeno que causaba terror y nunca más pudo espiar a las mujeres en el río porque dejaron de ir; solo recibía las visitas de su madre. Cuando su madre falleció dejó que el río lo arrastrara hasta desaparecer, por lo que nunca más fue visto.