El castigo y perdón de Ra (leyenda egipcia)

Ra, fue el primer faraón de Egipto, en su reinado aseguró a la población prosperidad y bienestar, los egipcios tenían abundantes cosechas. Por ello, veneraban al faraón Ra. Con el paso del tiempo comenzó a envejecer y los súbditos dejaron de respetarlo, tal fue el caso que planeaban su derrocamiento.

Irritado, Ra pidió el consejo de los dioses. A Nun (el Dios más anciano de todos), fue al que escuchó con mayor interés. Su consejo contenía poca compasión, le aconsejó quemar con su calor abrasador a los blasfemos, pero muchos buscaron refugio en cuevas y rocas y lograron evadir el castigo, entonces los Dioses aconsejaron a Ra, que castigará a los hombres a través de su hija Sekhmet.

Sekhmet, adoptó la apariencia de una leona, y atacó a gran parte de la población egipcia, cuando Ra la llamó de regreso, se dio cuenta que su hija estaba fuera de control y su sed era insaciable. Su intención era volver a la Tierra para destruir al resto de la humanidad.

Alarmado, Ra envió unos mensajeros a Asuán para que le llevaran ocre rojo y ordenó a sus sumos sacerdotes que lo molieran con el objetivo que sus esclavas fabricaran 7.000 jarras de un brebaje similar a la sangre, ordenó que lo vaciaran por encima de los campos en los que Sekhmet había planeado una destrucción al día siguiente. Al despertar Sehhmet sobrevoló los campos y vio la tierra inundada de color rojo, descendió y bebió pensando que era sangre auténtica, bebió tanto, que ese día, presa de la ebriedad, no pudo matar a ningún hombre.

Cuando Sekhmet volvió ante la presencia de Ra, el dios decidió cambiar su nombre por el de Hathor. A partir de ese momento se convirtió en la diosa de la dulzura, el amor y la pasión y Ra decretó que durante los festivales en honor a Hathor, los egipcios bebieran sin restricciones.