La leyenda del agua y el amor

Según cuentan, Bolochen de Rejón, antes conocido como Bolonchenticul, era un pueblo que anteriormente, pese a estar construido alrededor de nueve pozos, sufría constantemente de sequías. Como líder de la población, tenían un guerrero inteligente y fuerte que estaba enamorado de una bella mujer. No obstante, la madre de la joven, que temía perder a su hija, la escondió en un lugar recóndito pese a que el amor del guerrero era correspondido. La ausencia de su enamorada consternó al líder y estuvo largo tiempo preocupado por ella, esperando a que apareciera, por lo cual descuido a su pueblo. Arrodillado ante los dioses dentro del templo que les había erigido, el guerrero pasaba las tardes pidiéndoles ayuda para poder encontrarla. Y en uno de esos días, un súbdito entró y le comunicó que había escuchado un sollozo cerca de una gruta. El guerrero entonces se levantó y se fue a buscarla.

En la gruta, el guerrero solo descubrió una sima repleta de filosos cristales; aunque pudo escuchar el sollozo del que le habían hablado. Sin pensar mucho en el riesgo que corría, el rey ordenó a sus hombres que construyeran una escalera con lianas y árboles; y, una vez construida, bajó por ella hasta el fondo de la sima.

Ahí encontró a su amada, quien le contó cómo la habían encerrado ahí pese a que ella también lo amaba. El guerrero la abrazó y le prometió que ahora estarían juntos. Además de la mujer, este también descubrió siete estanques: Akabha, de agua oscura; Chacha, de agua roja; Chimaisha, que tenía insectos; Chocoha, de agua caliente; Ociha, de agua lechosa; Sallab, con un salto de agua; y Pucuelha, de agua con olas. Gracias a esto, el pueblo pudo librarse de los malos tiempos que traían consigo las sequías.